miércoles, 15 de octubre de 2025

CÓMO MANTENER SANAS A LAS VACAS LECHERAS DE ALTA PRODUCCIÓN

CÓMO MANTENER SANAS A LAS VACAS LECHERAS DE ALTA PRODUCCIÓN

 Cómo mantener sanas a las vacas lecheras de alta producción 

El primer tercio de la lactancia presenta importantes desafíos metabólicos para las vacas lecheras de alta producción. Factores externos como las condiciones climáticas variables o un mayor riesgo de infecciones por el virus de la lengua azul (BTV) pueden intensificar aún más los problemas metabólicos. 

Una estrategia de alimentación dirigida ayuda a estabilizar la producción de leche y el metabolismo de forma sostenible. Con rendimientos lecheros que a menudo superan los 40 litros por día, las vacas desvían grandes cantidades de energía, proteína y lactosa hacia la leche, dejando con frecuencia nutrientes insuficientes para cubrir sus propias necesidades metabólicas.


Esto puede conducir a trastornos metabólicos, a veces denominados “enfermedades de la civilización” en vacas lecheras. 

Sin embargo, estos problemas pueden mitigarse mediante estrategias optimizadas de alimentación y manejo. 


Garantizar un suministro energético suficiente durante la fase temprana de la lactancia es esencial.Inmediatamente después del parto, la demanda energética aumenta drásticamente debido a la producción de leche. 


No obstante, la ingesta de alimento no se incrementa al mismo ritmo que la producción energética, lo que da lugar a un balance energético negativo, un problema común en la lactancia temprana. 

Este balance negativo se compensa principalmente mediante la movilización de grasa corporal, y su magnitud depende de la ingesta de alimento, la densidad energética de la dieta y la producción de leche. Un balance energético negativo prolongado afecta negativamente la salud, la fertilidad y la producción. 


Prevenir una pérdida excesiva de condición corporal 

Para compensar el balance energético negativo, las vacas de alta producción movilizan importantes reservas de grasa (lipólisis), perdiendo a menudo más del 10% de su peso corporal durante la lactancia temprana. 


Este patrón se ha agravado en las últimas décadas debido a la selección para una mayor producción lechera inicial. Las vacas con un mayor índice de condición corporal al parto suelen mostrar una movilización de grasa más intensa y una pérdida más rápida de condición corporal después del parto. 


Algunas vacas pierden más peso de forma constante que otras. 

Se cree que esto tiene un componente genético y se vuelve más evidente con el aumento de la paridad (número de partos). 


Apoyar el suministro de energía con la estrategia de alimentación adecuada 

Mantener vacas sanas a lo largo de múltiples lactancias es clave para una producción lechera sostenible. Por ello, apoyar el suministro de energía durante la lactancia temprana es fundamental. Sin embargo, aumentar la densidad energética a través de concentrados ricos en almidón conlleva el riesgo de acidosis. Las grasas, especialmente las grasas protegidas del rumen (rumen-estables), ofrecen una alternativa energética de alto valor sin alterar la función ruminal. 


A diferencia de las grasas estándar, las grasas rumen-estables evitan la fermentación ruminal y se digieren en el intestino delgado. Estas suelen derivarse del aceite de palma o de colza y difieren en su composición de ácidos grasos, en particular en las proporciones de ácido palmítico (C16:0) y ácido esteárico (C18:0).

Se han descrito las ventajas de una combinación de ácido esteárico y ácido palmítico en grasas rumen-estables como fuente de energía para vacas de alta producción. 


Esto ha sido confirmado por investigaciones más recientes (Shepardson y Harvatine, 2021), que utilizaron un suplemento graso al 2% rico en estos ácidos y un polvo graso rumen-estable con una proporción equilibrada de ácido palmítico y esteárico (45% y 49%). La combinación de ambos mostró el mayor efecto en la producción diaria de leche. 


El uso de polvos grasos que contienen ácido esteárico resultó en un aumento de la ingesta de materia seca y una reducción de los valores de ácidos grasos no esterificados en sangre, lo que indica una menor movilización de la masa corporal y una mejora del balance energético. 


Las vacas mayores requieren más apoyo metabólico e inmunológico 

Bradford y Contreras (2024) demostraron que la movilización de grasa está relacionada con la actividad de las células inmunitarias en el tejido adiposo, indicando una respuesta inflamatoria crónica. En particular, los linfocitos T, que se acumulan durante la lipólisis, se mantienen hasta la siguiente lactancia, lo que agrava la respuesta inflamatoria con cada ciclo.


ARTÍCULO COMPLETO… https://criadoresganadolechero.com/2025/10/13/como-mantener-sanas-a-las-vacas-lecheras-de-alta-produccion/


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